
¿Qué es la sarcopenia y cómo prevenirla?
La sarcopenia se define como una enfermedad gradual y generalizada que afecta la disminución de la masa muscular-esquelética. Esto suele afectar el rendimiento físico de la persona. Lo que se suele recomendar desde un inicio es el ejercicio, la mejor receta contra el deterioro muscular o también llamado sarcopenia. Aunque no lo crea, es casi tan efectivo como un fármaco en la prevención de la misma.
“La pérdida de masa muscular y fuerza conlleva a una serie de cambios estructurales y funcionales a nivel muscular como es el caso de infiltración grasa, denominando a la sarcopenia, como micro esteatosis del envejecimiento, donde encontramos mantención de masa, pero no de fuerza. Por lo tanto, el primer concepto a considerar es que la sarcopenia no sólo puede alterar la masa muscular, sino también la fuerza, contribuyendo con ello a la aparición de fragilidad. La pérdida de masa muscular aumenta un 2% por año pasado los 50 años. La prevalencia de sarcopenia es alrededor de 25% en individuos bajo 70 años y 40% de aquellos de 80 o más años”, indica el Dr. Molina, especialista de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.
Consecuencias
- La principal consecuencia es la pérdida de funcionalidad e independencia, sobre todo en la marcha y las frecuentes caídas. Por otro lado, predispone a los adultos mayores a ciertas enfermedades como la diabetes y la osteoporosis.
- La falta de masas muscular influye en la incidencia de fracturas especialmente de la cadera por el riesgo de caída.
- También afecta la temperatura ya que en ambientes cálidos la sensación térmica será mayor y viceversa en un ambiente frío.
- Además con ello existe una disminución de las neuronas motoras espinales de 20 a 90 años en el segmento lumbar, esto también hace que el movimiento sea más lento e inestable.
¿Qué hacer contra la pérdida de masa muscular?
Un entrenamiento adecuado con los ejercicios de resistencia acomodados a la fuerza de cada persona son lo idóneo para evitar este mal ayudando a prevenir caídas, discapacidad y pérdida de autonomía. Asimismo se han encontrado que los ejercicios resistidos ayudan a en la osteoartritis, osteoporosis, cardiopatía coronaria, diabetes y otros. La edad no es un impedimento para que realicemos ejercicios siempre y cuando estos estén acomodados a nuestra capacidad física, con un entrenamiento constante y una dieta rica en proteínas evitaremos la pérdida de masa muscular y por tanto el riesgo de caída tan temible para las personas adultas mayores.
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